Las evidencias más tempranas de las que se
disponen para el Valle Central, están relacionados con el Periodo Formativo
Medio Tardío y se caracteriza por una cerámica adscrita a la Fase Barva (1500 a.C.
a 500 a.C.).
Esta
fase se caracteriza por la aparición de la agricultura y la alfarería, que
propiciaron cambios en los patrones de los asentamientos humanos, cambiando un
estilo vida seminomada a un modelo de organización aldeana y tribal y se les ubica en alrededores de lagunas, zonas
anegadas e islas.
La cerámica se caracteriza por contener una
decoración de líneas anchas y presenta
en algunos casos impresiones de conchas y un predominio del engobe[1] color rojizo que se
observa en los bordes o en todo el objeto. Como formas predominantes tenemos
los tecomates, cuencos, escudillas y ollas globulares.
Muestras de alfarería Barva han sido halladas en
varios sitios arqueológicos, entre ellos: Uruca (SJ-38 Ur), CENADA (H-26 CN),
Vigui (UCR-335), Tururún (UCR-328) y Yurusti-2 (UCR-341) (Vázquez et. al.
1993).
[1] Pasta cerámica que se obtiene mezclando distintos tipos de arcilla y
otros materiales con agua y, generalmente agregándole silicato de sodio. La
mezcla puede realizarse a mano y tradicionalmente es rojizo.
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